ESTRÉS LABORAL


Existen dos tipos de estrés: el estrés positivo o "eustrés" y el estrés negativo o "distrés".

El positivo es aquel que se activa cuando nos encontramos ante un peligro y que hace que pongamos en marcha todos nuestros recursos para afrontarlo. Es necesaria para la supervivencia.
El estrés negativo es una situación de alerta máxima y constante que consige generarnos malestar y repercute en nuestra salud física y mental.


En el trabajo son varias las fuentes de estrés:

El ambiente físico en el que trabajamos: incluye la iluminación, el ruido, la temperatura, humedad, ventilación, la ropa utilizada y la ionización del aire. La inonización se refiere a las moléculas que contiene el aire y que pueden ser positivas o negativas. La carga eléctrica del aire nos influye directamente porque la absorbemos a través de la piel y al respirar y son los iones positivos los que afectan de forma negativa a nuestros organismo. Esta es mucha veces la causa de que vayamos a un Centro Comercial y salgamos con dolores de cabeza.

La organización de la empresa: distribución de los roles o clima laboral.

 Factores sociales: el apoyo social (el sentirse "querido" dentro de la empresa, el sentirse valorado y el sentimiento de pertenencia a un grupo). En algunos estudios se ha comprobado que el apoyo social disminuye el risgo de presentar el Síndrome de Burnout.

 Factores individuales: Tipo A de personalidad (personas hostiles, impacientes y competitivas), autoestima, resisitencia, afrontamiento, locus de control...

 Factores interpersonales: acoso sexual, mobbing o acoso moral, Síndrome del burnout...

Factores inherentes al trabajo: sobrecarga (mucha cantidad de trabajo), infracarga (muy poco trabajo o responsabilidad), conflicto del rol (el jefe te manda una cosa y el encargado otra), ambigüedad de rol (no tener muy claro cual es nuestro objetivo como empleado),

Las consecuencias que produce este estado de estrés continuo y excesivo repercute a nivel cognitivo (disminuye la concentración, baja autoestima, incapacidad para tomar decisiones... ), a nivel conductual (incremento de los accidentes laborales, comportamientos impulsivos, incapacidad para "desconectar" del trabajo...) y a nivel fisiológico (sudoración, dilatación pupilar "midriasis", aumento tensión...).

 El hecho de mantener niveles de estrés tan elevados puede provocar que acabemos desgastándonos completamente y que afecte tanto a nosotros mismos como a nuestro entorno social o familiar. En el caso del estrés laboral, a este desgaste se le denomida "Síndrome del burnout" o síndrome de "estar quemado". Quienes lo padecen sufren situaciones de alto grado de exigencia en su trabajo junto a un estilo de vida inadecuado. Presentan palpitaciones, taquicardias, aumento tensión arterial, cefaleas, problemas digestivos, transtornos del sueño, dolor muscular, inapetencia sexual, aumento de agresividad, desgaste emocional, cansancio, sentimiento de incompetencia,etc.

Para evitar que nos ocurra es importante separar la vida familiar de la laboral, descansar bien, "desconectar" al salir del trabajo, realizar ejercicio y tener una buena alimentación.Y sobre todo, tomárselo en serio, porque las consecuencias pueden ser peores de las que se imaginan, desde enfermedades cardiovasculares a accidentes y suicidios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario